Es el sexto hijo de los ocho que tuvieron el matrimonio formado por Miguel y Catalina, siendo el menor de los varones (Curro, Juan, Miguel, Manolo y Modesto) aunque mayor que sus hermanas (Ana y María). Nació el 30 de marzo de 1948 en el pileño barrio de la Cruz, donde estaba instalado el domicilio familiar y laboral de sus padres.
Fue a nivel escolar donde mantuvo su primera experiencia futbolística, teniendo que defender al equipo de su colegio, el Miraflores, en competiciones interescolares en las que también participaron otros pileños como Vázquez o Acosta. Ya a nivel local ingresa en las filas del Rayo, club aparecido en una etapa de decadencia del fútbol federado pileño y que dirigía Francisco Correa, para pasar, a mediados de los 60, al Pilas Balompié, club que supondría el trampolín definitivo para la carrera de José Catalán y en el que coincidió con Vargas, Rano, Pepe Roque, Manolito Irizo, Jesús la Nena o Antonio Moreno, entre otros.
Todavía en edad juvenil, José Catalán prueba por el Betis, gracias a la mediación de Domingo Márquez, si bien lo deja por cuestiones burocráticas relacionadas con la secretaría del club para volver al Pilas Balompié. No llegó a debutar oficialmente con el filial bético (Triana Balompié), aunque realizó entrenamientos en el Colegio de los Salesianos de la Trinidad ubicado en el barrio de Triana.
La siguiente temporada vuelve a resultar exitosa para el Pilas Balompié, en general, y para los intereses de José Catalán, en particular. En primer lugar disputa el Campeonato Regional y, posteriormente, la Copa Primavera. En esta última, el club pileño consigue acabar campeón de grupo sumando una increíble racha de victorias y en la final, disputada a doble partido, pierde el Campeonato ante el Villanueva.
La destacada participación en el club pileño de José Catalán posibilita su pase al Sevilla Atlético, gracias a la intermediación de Manuel Leonardo Ventura “Manolo Mariano” y de Manuel Cabello Guzmán “Manolo Carmela”, los cuales consiguen que el entrenador del filial sevillista, Manuel Domenech, le realice una prueba en Piscinas Sevilla. Enrolado ya en las filas del filial sevillista, acepta a regañadientes una cesión al Iliturgi, conjunto de Andújar (Jaén) militante en el grupo XI de la Tercera División. Sumó grandes actuaciones, jugó un total de 27 partidos y, debido a su rendimiento, tuvo propuestas tanto del Elche, entonces en Segunda División, como del Español, en Primera, que mejoraban sustancialmente su situación tanto deportiva como económicamente. Sin embargo, el famoso “derecho de retención” que ejercían los clubes sobre los jugadores impidió que pudiese entablar cualquier negociación con otro club.
En su retorno al Sevilla Atlético se convierte en pieza básica en el esquema del técnico Paco Antúnez, encargado de dirigir los designios de un conjunto que formaba parte del grupo VII de la Tercera División. Sus buenas actuaciones en el filial – en los medios escritos destacan la solidez defensiva del equipo cuando interviene Catalán - ocasionan que a mediados de temporada entrenara de forma permanente con el primer equipo y que su presencia en los partidos amistosos de éste comiencen a ser habituales.
Disputa tres encuentros con el primer equipo en el tramo final de Liga, previamente había sido convocado para el encuentro ante el Oviedo (11-05-1969). El debut de Catalán con el primer equipo sevillista tiene lugar frente al Betis en el Benito Villamarín. Fue partido de la jornada 35ª de Liga, formando el Sevilla de Juan Arza con Rodri; Chacón, Costas, Toni; Catalán, Santos; Lora, Bergara, Pazos, Eloy II y Berruezo.
La confianza de Juan Arza en el pileño se prolongó la semana siguiente y en la jornada trigésimosexta del campeonato de Liga, ante el Ferrol, formando de nuevo entre los titulares, repitiéndose el mismo once inicial que en el derby. También juega en Zorrilla ante el Valladolid. En el tramo final es pieza clave en la obtención del campeonato de Segunda División. La llegada al primer equipo del Sevilla del entrenador alemán Maximiliam Merkel supuso un receso en la carrera deportiva de José Catalán, ya que tras su debut en la temporada anterior, se entendía que el pileño iba a disponer de más minutos. No fue así, en parte porque la instrucción militar que tuvo que realizar en las instalaciones de El Copero impidió su asistencia a los entrenamientos de principios de temporada con regularidad. Catalán volvió a convertirse en uno de los puntales del cuadro filial y en un asiduo de encuentros amistosos, aunque no tuvo la oportunidad de participar con el Sevilla en la Primera División. El tándem formado por Merkel en el banquillo y José Ramón Cisneros en la presidencia continúa una temporada más. De inicio, José Catalán forma parte del Sevilla Atlético entrenado por Fernando Guillamón, ya en pretemporada el técnico alemán confirma su intención de contar con el pileño al incluirlo en una lista de 17 jugadores que participan en una gira preparatoria por Europa central entre la última semana de julio y la segunda de agosto.
Las referencias en las publicaciones locales y regionales alertando sobre los merecimientos para ascender al primer equipo se suceden sin solución de continuidad y esta se produce a finales de noviembre de 1970. Se especula con la posibilidad de formar parte en el once inicial ante el Athletic de Bilbao, el debut de Catalán en Primera División se produce el 13 de diciembre ante el Celta con motivo de la decimotercera jornada liguera. El once titular que alineó Max Merkel fue el formado por Rodri; Chacón, Catalán, Hita; Pazos, Santos; Lora, Rodríguez, Acosta, Lebrón y Berruezo.
El nombre de Catalán, con sólo 22 años, quedaba ligado a la historia del club blanco al debutar en Primera División y, además, hacerlo junto a futbolistas míticos para la afición como Rodri, Hita, Lora, Baby Acosta o Pedro Berruezo. Su actuación fue destacada, afirmándose en crónicas del partido que Catalán había llegado “al primer equipo blanco para plantear a Merkel algún que otro problema sobre titularidades”.
Durante el resto de temporada, Catalán suma numerosas convocatorias con el primer equipo, “sólo” disputa 5 encuentros oficiales: 3 como titular, en casa ante Celta (2-1) y Zaragoza (4-2) y a domicilio ante el Sabadell (2-1), y 2 como suplente, en ambas ocasiones sustituyendo a Toni y lejos del Sánchez Pizjuán: Granada (0-0) y Elche (1-0). Sumó 323 minutos.
El colofón a la temporada de Catalán llega de la mano de la Federación Española de Fútbol, la cual, a través de los técnicos Ladislao Kubala y Juan Arza, incluye el nombre de Catalán entre los 23 preseleccionados sub 23 y, posteriormente, entre los 18 convocados para el choque amistoso que disputan en el estado de Balaídos los combinados español y portugués. Entre la relación de compañeros de Catalán figuran Planas (Zaragoza), Irureta (Atlético de Madrid), Asensi (Barcelona) o Rojo II (Athletic de Bilbao). Catalán disputa la segunda parte de ese encuentro que termina con 0-0.
“La experiencia de la selección – afirma Catalán – para mí se queda. Estar entre los mejores de España y vestir la camiseta de la selección es la mayor satisfacción que existe, por encima de los intereses económicos”.
La excelente temporada anterior, rubricada con el debut y la continuidad en Primera División y la internacionalidad sub 23, origina que sean varios los equipos que se disputan la cesión o el traspaso de Catalán, recalando finalmente en el Sabadell. Catalán disputa 16 encuentros oficiales en la temporada, 14 de ellos como titular, alcanzando la suma de 1.265 minutos. Quizás su mejor partido como profesional lo firma en Barcelona, donde su equipo pierde por 2-0, pero ofrece todo un recital ante un conjunto plagado de figuras de la talla del portero Reina, el central Gallego, Rexach o Asensi. Junto a las estrellas azulgranas, también tiene el orgullo de enfrentarse a García Remón, Benito, Grosso, Zoco, Amancio, Pirri, Santillana, Velázquez, Iríbar, Aranguren, Villar, Uriarte, Rojo o el que considera el mejor jugador contra el que se ha enfrentado por “ser un gran futbolista, una persona exquisita y un deportista en el concepto amplio de la
palabra: Gárate”.
Tras el año de cesión en el equipo arlequinado, el futbolista pileño adquiere una madurez deportiva que provoca que se reincorpore al primer equipo sevillista, el cual había recurrido de nuevo para el banquillo a Juan Arza después de su descenso a Segunda División. En enero de 1973, Catalán vive su experiencia más traumática como futbolista: la muerte en pleno encuentro de Pedro Berruezo en el estadio de Pasarón de Pontevedra.
A nivel competitivo, Catalán firma su mejor temporada copera, perdiendo en los cuartos de final ante el todopoderoso Athlétic de Bilbao, después de haber apeado en octavos de final al potente Barcelona. En Liga, una lesión ante la Cultural Leonesa hizo que Toñánez le arrebatara el puesto en bastantes jornadas, recuperándolo en el tramo final.
La temporada 1973-1974 puede considerarse como la consolidación definitiva de Catalán en la primera plantilla del Sevilla. El proyecto de ascender de nuevo a la Primera División cobra fuerza desde la configuración del cuerpo técnico y de la plantilla, parcelas a las acceden el entrenador Ernest Happel y futbolistas como Víctor Espárrago, mundialista uruguayo, o el africano Alhaji Momodo, más conocido por Biri Biri. Catalán alterna entre la defensa – acompañando a Juanito, Jayo, Bea o Sanjosé – y el centro del campo, en el que casi siempre coincidió con Costas. El encuentro en el Ramón Sánchez Pizjuán ante el Recreativo de Huelva supondría la despedida de José Catalán de la disciplina del Sevilla Fútbol Club después de 5 temporadas, en las que las estadísticas oficiales determinan que el pileño disputó 57 partidos oficiales (Liga y Copa del Generalísimo) con su primer equipo, a los que hay que sumar una cantidad importante de amistosos y de participaciones con el equipo filial.
Después de haber realizado la pretemporada con el primer equipo sevillista, entrenado esta vez por Roque Olsen, Catalán decide cambiar de aires aceptando la oferta del Alavés. Bajo las órdenes inicialmente de Román Galarraga, en el equipo vitoriano coincide con jugadores de la talla de Frutos, Español, Arana, Pana, Aramburu, Arambarri y el internacional argentino y posterior jugador del Real Madrid, Jorge Valdano, de quien conserva un libro de fotografías (Cien Mejores Fotos del Siglo XX). En su primer año como jugador del Alavés, fue galardonado con el Trofeo a la Regularidad, si bien a nivel colectivo, el equipo acaba 16º clasificado, eludiendo inicialmente el descenso pero involucrándose en la promoción a Tercera División.
La regularidad mostrada por el zaguero pileño en la anterior campaña, premiada incluso oficialmente, no hizo dudar a los rectores del cuadro vasco de la idoneidad de volver a contar con Catalán para conformar la plantilla. La experiencia por el norte de España de José Catalán terminó ante la posibilidad que le surge de continuar su trayectoria futbolística en el sur, cerca de su origen. Fue el Cádiz Club de Fútbol el que se interesó por los servicios del pileño, integrando un proyecto de profunda renovación en el seno del conjunto amarillo con miras a ascender a Primera División. La temporada fue excepcional tanto a nivel individual como colectiva. Catalán contribuyó decisivamente al ascenso, el primero a la máxima categoría del conjunto gaditano tras 67 años de historia, disputando 20 encuentros oficiales y sumando 1.041 minutos de juego. A nivel personal, su estancia en Cádiz le conduce a su primer matrimonio y a disfrutar de su primera hija, Marta, con la que convivió en la ciudad durante 22 años.
Tras el ascenso con el Cádiz y los inicios de la segunda temporada con el equipo gaditano, en el que sufre una lesión de tobillo, José Catalán decide decantar su vida hacia la actividad comercial, abriendo una boutique durante ocho años y dedicándose posteriormente a la labor comercial vinculado a una firma de prendas de baño.
Su última experiencia futbolística profesional fue en el Albacete. Después de que equipos como el Almería o el Levante se interesaran por sus servicios, la llamada de uno de sus mejores compañeros, Ricardo Ciudad, con el que coincidió en las disciplinas del Sevilla Atlético y del Alavés, hizo que se decantara por la propuesta del Albacete, con el que estuvo jugando algunos meses. Su último partido como profesional tiene lugar en Palma de Mallorca frente al filial del equipo bermellón. Catalán abandonó las filas castellanas entregado a su proyecto comercial en Cádiz.
Su resumen futbolístico se traduce en la permanencia durante 8 temporadas entre la élite del fútbol nacional,
sumando cerca de 25 partidos en Primera División y casi 100 encuentros en Segunda.
Su vinculación al mundo del deporte permaneció durante bastantes años más. Primero, en Cádiz, practicando el fútbol-sala, donde se produjo una rotura parcial de menisco y ligamentos. Después, ya afincado de nuevo en nuestra localidad a partir de 1995, fue entrenador del Pilas, aunque sólo tres partidos. (en este tiempo, tuve el gran honor de estar bajo sus órdenes)
Esta es la trayectoria deportiva de un hombre íntegro, de una persona que ha sabido reencontrarse con su pueblo muchos años después de pasear el nombre de Pilas por los numerosos estadios en los que ha disfrutado de su pasión: el fútbol. Como deportista, es uno de nuestros emblemas. Como persona, quienes lo conocen saben de sus virtudes y de su espíritu entrañable y agradecido. En las palabras que pronunció el día que el Ayuntamiento de Pilas le tributó un merecido homenaje, celebrado en la Casa de la Cultura en febrero de 2011, quedaron reflejados muchos de sus atributos más destacados como persona. Se despidió con una frase lapidaria:
“De colores, como de trabajos, podemos cambiar, lo que no podemos cambiar es a la madre que nos parió ni el lugar donde nacemos. Yo nací pileño y moriré pileño”.
Cachola 4