Lo que a continuación escribo, no pretende convencer a nadie, mucho menos ofender y ni tan si quiera llevar la razón acerca de lo expuesto, sólo es una opinión personal tan válida para algunos como lo contrario para otros. Sí tiene como objetivo invitar a la reflexión, a aquellos preparadores y entrenadores que quieran hacerlo, respecto al valor que tienen los diferentes “test y pruebas de rendimiento o de evaluación”.
Estoy seguro que muchos preparadores físicos no estarán dispuestos ni siquiera a debatir sobre el tema, pero … todas las opiniones son respetables sean o no de nuestro agrado. Así que …. vamos por ello.
Es razonable que todos procuremos llevar el máximo control de cada una de las variables que se dan en nuestro deporte y más en nuestros equipos, todo ello para poder dormir más tranquilos estando seguros de lo que hacemos día a día, necesitando algo que nos respalde ante cualquier situación que ponga en riesgo nuestro trabajo.
Debemos estar preparados, o al menos tener a mano la respuesta que nos defienda, ante muchas interrogantes que se nos presentan continuamente, no estando dispuestos a demostrar ningún tipo de duda ante ellas (¿por qué?).
Que si la forma en la que se encuentra el equipo, que si los resultados obtenidos en la competición, que si las posibles lesiones, que si …. cuestiones todas por las que tenemos la mala costumbre de tener que justificarnos siempre, encima con la “bandera” de la razón.
Una de las fórmulas utilizadas por muchos compañeros para “ondear dicha bandera”, es la de someter a los deportistas a “test de evaluación”.
Por suerte para estos, las nuevas tecnologías han proporcionado una serie de herramientas con las que conseguir mejores resultados y se aproximan con mayor exactitud a la “realidad” (¿de verdad?). Hojas de datos, programas específicos de cada condición física, valores numéricos interminables y un largo etcétera en el mundo de la informática al servicio de nuestro deporte.
Estas pruebas, nos revelan si vamos por el buen camino al comprobar la evolución que consigue el deportista con el trabajo realizado en los entrenamientos, o por el contrario, si debemos corregir algo por el retroceso o estancamiento de las condiciones de los mismos (¡eso dicen!).
Y todo para calcular lo incalculable!!
Para mi forma de ver las cosas, se nos va el tiempo en querer controlarlo todo, en cuantificar y medir a veces cosas absurdas y, en muchos casos para nada, ya que luego caen en cajón cerrado y ni siquiera los datos los aprovechamos para convencernos de algo.
Permítanme que me considere un mal amigo de los “test”, y e aquí algunos de los porqués!!En primer lugar, no los considero necesarios, ya que en mi forma de entender el Fútbol y su entrenamiento no tienen cabida, creo en un método de trabajo basado en el jugar (dedicaré un artículo ha este tema) de forma global y no en trozos de ese jugar que lo alejen de la realidad, por lo que sus resultados no me servirían para mucho (¿es lo mismo una carrera de 60 metros lisos que, si uno de nuestros “carrileros” recorre esa misma distancia teniendo que atender a todos los estímulos e incertidumbres que el juego entraña?).
En segundo lugar, no estoy completamente seguro de que los resultados obtenidos sean 100% fiables, ya que el deportista no se encuentra en las mismas condiciones cuando realiza las distintas pruebas que se sirven para comparar su rendimiento (¿hay las mismas condiciones ambientales si se realiza una prueba comienzando la temporada en Agosto que a mitad de temporada en el mes de Enero? y para colmo que esta segunda venga el deportista con algún problema familiar, o más cansado de trabajar, o … ).
En tercer lugar, entiendo y comprendo que todo equipo y deportista
particularmente, tenga y “deba tener” sus altibajos a lo largo de la temporada,
cosa que dependerá de numerosos factores y, que no son necesarias las pruebas
para ser apreciados ni mucho menos resueltos (¿no seremos capaces de darnos
cuenta cuando un jugador no está a su mejor nivel o el equipo ha bajado un poco
su rendimiento?)En cuarto lugar y quizás el más llamativo, no entiendo como muchas veces (no todas!) se utilizan las pruebas por el mero hecho de hacerlas y me explico; algunos no tienen un objetivo previo al utilizarlas, o simplemente los resultados no son “ aprovechados” para cambiar la planificación que se tenía preparada cuando los resultados delatan alguna deficiencia, e incluso conozco casos en los que esos resultados ni si quiera se comparan con los de otras pruebas anteriores, siendo guardados y amontonados unos encima de otros hasta que llega la próxima limpieza (¿se ven en los entrenos de los equipos trabajos independientes y específicos para cada jugador basados en los resultados de las pruebas realizadas?).
En el partido (igual que los físicos!!), esta para mi es la única y más fiable prueba que utilizo en pos de mi equipo y jugadores.
Por otro lado y concluyendo, conozco muchos casos de jugadores que han sacado unas notas muy altas en los “test” y luego no han rendido en el campo como se esperaba de ellos teniendo en cuenta sus resultados, ¿alguien me podría decir el por qué?. e aquí la reflexión.
Entiendo que todo sume y que nos pueda servir para buscar la mejora en nuestros deportistas y en el equipo pero, como dije al comienzo, cada uno es libre de opinar lo que quiera.
Un saludo y gracias por estar aquí
Cachola 4
